viernes, 15 de junio de 2012

El claustro de Silos

La luz del mediodía inundaba aquel claustro y los rayos  del sol  , antorchas caprichosas,  iluminaban  los bellos capiteles , permitiendo al  viajero admirar  con asombro , la minuciosa perfección  de la piedra labrada . Se escuchaba el silencio , roto de tarde en tarde , por  el tañido  sordo  de una vieja campana.  Una atmósfera  dulce envolvía el momento .  En el jardín central  que enmarcaba  ese claustro , una fuente redonda , un tazón  lobulado , ofrecía  su agua  a algunos gorriones  que atrevidos , traviesos  , se bañaban en  ella .   Y a un lado, el gran ciprés de impresionante porte  dominaba el recinto , erguido, noble , altivo .  Un encorvado monje,   pesado y negro el hábito ,  recortaba los setos  . La tijera marcaba , con su son monocorde ,  como un ritmo...., un latido  del tiempo  que rompía  la calma. 

Contemplé  unos minutos ese  cuadro sereno que invitaba al reposo  . Comprendí muchas cosas  y me sentí pequeña . El  correr de la vida, el esfuerzo de otros,  el valor de los hombres , lo inútil de las guerras , el aferrarse  tanto  a la pura materia .   Y salí de ese claustro  y grabé en mi memoria  ese instante  vivido, esa paz infinita, ese bello sosiego  y me llevé en las manos, que llegaron vacías,  sensaciones muy hondas, sentimientos dormidos  y   un  recuerdo  imborrable   de ese  momento  íntimo...........

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